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ESCUELA LAICA DE CÓRDOBA

REFLEXIONES DESDE CÓRDOBA A PROPÓSITO DEL DEBATE ABIERTO SOBRE LAICISMO Y ATEÍSMO

Estoy de acuerdo en lo básico respecto al laicismo expuesto por Miguel y Miguel (on). Pero también respecto al papel del ateísmo racional en nuestra sociedad. La Ciencia es atea. No se necesita de un dios que rellene huecos. Dios es muy poco probable. Por eso no lo vemos en los programas de los partidos políticos (salvo excepciones sospechosas), ni en los tratamientos médicos, ni en el diseño de los planos de una urbanización, ni en la construcción de una fábrica de yogures, ni en las normas de tráfico, ni en las medidas para evitar la contaminación de un río, ni en la sentencia para meter en chirona a un violador. No era así antes. Desgraciadamente, nos quedan los colegios concertados de curas, la simbología religiosa en los lugares públicos, la monarquía católica y una hipocresía social basada en una religiosidad superficial y burda.

Pero, si reconocemos los errores de bulto de las religiones, sus creencias infundadas, basadas en la irracionalidad y su influencia negativa en el proceso de maduración emocional y racional de las personas, por no decir, en el freno al desarrollo de las sociedades democráticas; tendríamos que luchar contra ellas.

Y así lo hacemos, tratando de sacarla fuera del contexto escolar, vaciando nuestras clases de cualquier contenido irracional, que no sea el Humanismo, Ciencia y Ética Universal; impidiendo que su influencia penetre en las leyes que rigen la convivencia.

Esto nos cuesta trabajo decirlo como laicistas, porque nos acerca al ateísmo. De hecho, como ya se ha dicho en este foro, casi el 100 % de los laicistas son ateos. Pero no queremos reconocerlo explícitamente, porque creemos en la libertad de conciencia y en que ciertos sectores religiosos se pueden abonar a nuestras tesis (lo veo difícil, pues si crees en el poder de salvación de la religión y amas a la Humanidad, sentirás como obligación que tu moral cale en el resto de los mortales para facilitarles el encuentro con tu dios).

Pero no nos cuesta pensarlo como ateos. Ni siquiera como agnósticos, ya que éstos sólo son ateos temporales. El agnosticismo permanente, que iguala al 50% la existencia y la inexistencia de Dios, queda más cerca de la religión y es poco racional (perdón si hiero ciertas sensibilidades).

Bajo este punto de vista, las religiones son un enemigo a batir. No así los creyentes, a los que consideramos víctimas (voluntarias e involuntarias) de los predicadores del más allá, que ofrecen la salvación eterna, a cambio de sumisión y fe, y se basan en el miedo para seguir manteniendo su estatus y el control.

Todo individuo, y los creyentes lo son, tienen sus derechos. Derecho a permanecer en el error, a seguir creyendo sin evidencias, a practicar sus ritos, a asociarse. Y el Estado ha de procurar que puedan seguir ejerciendo este derecho sin recortes, pero todos por igual. Solo tienen que cumplir la ley, igual para todos. Una ley que debe ser construida de forma racional y democrática. En esto radica el laicismo.

Por tanto, un laicismo respetuoso con todas las conciencias, pero crítico con las creencias religiosas y las increencias irracionales; favorecedor de la convivencia entre personas con cosmovisiones diferentes, agrupadas o no, pero excluyendo de las reglas del juego todo influjo religioso. Solo ciencia, razón y ética aglutinadora.

Laicismo (libertad de conciencia) para los individuos. Y sociedad al margen de dios (atea).

Es una idea de síntesis que espero, como no, verla destrozada los próximos días, tanto por los sesudos y admirados ateos, como por los laicistas más incombustibles, a los que aprecio profundamente.

NOTA: Las referencias masculinas (ateos, por ejemplo), se hacen extensivas a hombres y mujeres. Economía verbal.

Casimiro Jesús Barbado López

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