LA OPCIÓN RELIGIOSA EN LA ESCUELA
Si hace tres años resultaba algo confuso elegir entre religión y su alternativa, en nuestras escuelas e institutos, la cuestión se retuerce sobre sí misma con la aplicación de la LOE en 1º y 2º de Primaria y en 1º y 3º de ESO. Y para colmo, con unas instrucciones de la Consejería de Educación que enturbian el panorama, ocultando todas las posibilidades a los padres y madres, quizá de forma premeditada, para obviar algunos problemas que, al final de esta colaboración, voy a tratar de aclarar.
En primer lugar, la elección de la religión se rige este año por dos normativas: una antigua, el Real Decreto 2438 de 1994, derivado de la LOGSE, aplicable al alumnado de 3º a 6º de Primaria, de 2º y 4º de ESO y de Bachillerato y otra nueva, la que establecen los Reales Decretos 1513 (Primaria) y 1631 (ESO), del año 2006, hijos neonatos de la LOE.
Para el alumnado no acogido a las modificaciones de esta última ley, la elección de la enseñanza religiosa se hace como siempre: Los padres y madres podrán optar por la religión, evaluable y computable a efectos de repetición de curso, en cuyo caso cumplimentarán, voluntariamente, el anexo correspondiente, indicando la opción confesional elegida. En caso de no optar por la enseñanza religiosa, no hace falta rellenar impreso alguno. Para estos alumnos/as, los centros impartirán una enseñanza alternativa no evaluable, sin carácter curricular, en todos los cursos, denominándose Cultura Religiosa en 3º y 4º de la ESO.
Para el alumnado de 1º y 2º de Primaria y de 1º y 3º de ESO, la novedad reside en lo siguiente: En Primaria, los padres y madres podrán elegir enseñanza religiosa, como una asignatura más, evaluable y computable a efectos de repetición de curso. Para lo cual, cumplimentarán, voluntariamente, el correspondiente anexo. En caso de no optar por la asignatura de religión, “los centros docentes dispondrán las medidas organizativas para que los alumnos y las alumnas reciban la debida atención educativa, que en ningún caso, comportará el aprendizaje de contenidos curriculares asociados al conocimiento del hecho religioso ni a cualquier área de la etapa. Estas medidas deberán ser incluidas en el proyecto educativo del centro para que padres y tutores las conozcan con anterioridad”. Por lo tanto, desaparecen las enseñanzas alternativas.
En la ESO la elección se complica un poco más, ya que los padres y madres, además de la opción religiosa, entre las cuatro confesiones con las que el Estado mantiene acuerdos, se podrá elegir Historia y Cultura de las Religiones. Se trata de una nueva asignatura equiparable a la religión confesional y a las demás áreas.
Pero en las instrucciones de la Consejería y en la información que se está trasladando a los padres y madres, desde los equipos directivos, no se establece con claridad que la LOE y los decretos que la desarrollan, contemplan la posibilidad de no elegir la enseñanza religiosa. Y algo más, como entre la documentación para la matricula se entrega un anexo en el que sólo figuran, obviamente, las confesiones religiosas y la Historia de las Religiones, padres y madres pueden sentirse obligados a elegir una de estas opciones. Tampoco se dice nada respecto a las medidas que los centros van a disponer para atender al alumnado que no opte por la religión. Por ejemplo: ¿Podrán entrar más tarde o salir más temprano los niños y niñas que no la den? ¿Qué harán durante estas horas, sin no van a desarrollar contenidos curriculares? ¿Estarán con sus tutores/as en Primaria o con el profesorado de guardia en la ESO? ¿Estarán en el patio, en la biblioteca o viendo vídeos? Son viejas cuestiones pendientes y, por lo que se ve, no hay voluntad política para resolverlas definitivamente.
Como laicista vigilante y crítico pienso que, subliminalmente, se desea que el alumnado de Primaria y de ESO se matricule en religión, incluyendo su modalidad no confesional, para evitar problemas de organización en los centros. Profesorado para impartir esta asignatura no va a faltar, pues, tras la aprobación del Real Decreto que regula la situación laboral de los catequistas, en el último Consejo de Ministros, éstos se convierten en fijos. Y así, con el visto bueno de la autoridad eclesiástica, dispondrán de contratos indefinidos. Una situación que contrasta con la de los docentes interinos, que llevan años luchando por una estabilidad que a otros les “llueve del cielo”. Pero éste es un nuevo episodio que ya tendremos tiempo de tratar. Otro más en esta historia de despropósitos que giran en torno a la enseñanza de la religión en la escuela.
Casimiro Jesús Barbado López
Colectivo por la Escuela Laica de Córdoba
0 comentarios