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ESCUELA LAICA DE CÓRDOBA

LA OPCIÓN RELIGIOSA EN LA ESCUELA

Si hace tres años resultaba algo confuso elegir entre religión y su alternativa, en nuestras escuelas e institutos, la cuestión se retuerce sobre sí misma con la aplicación de la LOE en 1º y 2º de Primaria y en 1º y 3º de ESO. Y para colmo, con unas  instrucciones de la Consejería de Educación que enturbian el panorama, ocultando todas las posibilidades a los padres y madres, quizá de forma premeditada, para obviar algunos problemas que,  al final de esta colaboración, voy a tratar de aclarar.

En primer lugar, la elección de la religión se rige este año por dos normativas: una antigua, el Real Decreto 2438 de 1994, derivado de la LOGSE, aplicable al alumnado de  3º a 6º de Primaria, de 2º y 4º de ESO y de Bachillerato y otra nueva, la que establecen los Reales Decretos 1513 (Primaria) y 1631 (ESO), del año 2006, hijos neonatos de la LOE.

Para el alumnado no acogido a las modificaciones de esta última ley, la elección de la enseñanza religiosa se hace como siempre: Los padres y madres podrán optar por la religión, evaluable y computable a efectos de repetición de curso, en cuyo caso cumplimentarán, voluntariamente, el anexo correspondiente, indicando la opción confesional elegida. En caso de no optar por la enseñanza religiosa, no hace falta rellenar impreso alguno. Para estos alumnos/as, los centros impartirán una enseñanza alternativa no evaluable, sin carácter curricular, en todos los cursos, denominándose Cultura Religiosa en 3º y 4º de la ESO.

Para el alumnado de 1º y 2º de Primaria y de 1º y 3º de ESO, la novedad reside en lo siguiente: En Primaria,  los padres y madres podrán elegir enseñanza religiosa, como una asignatura más, evaluable y computable a efectos de repetición de curso. Para lo cual, cumplimentarán, voluntariamente, el correspondiente anexo. En caso de no optar por la asignatura de religión, “los centros docentes dispondrán las medidas organizativas para que los alumnos y las alumnas reciban la debida atención educativa, que en ningún caso, comportará el aprendizaje de contenidos curriculares asociados al conocimiento del hecho religioso ni a cualquier área de la etapa. Estas  medidas deberán ser incluidas en el proyecto educativo del centro para que padres y tutores las conozcan con anterioridad”.  Por lo tanto, desaparecen las enseñanzas alternativas.

En la ESO la elección se complica un poco más, ya que los padres y madres, además de la opción religiosa, entre las cuatro confesiones con las que el Estado mantiene acuerdos, se podrá elegir Historia y Cultura de las Religiones. Se trata de una nueva asignatura equiparable a la religión confesional y a las demás áreas.

Pero en las instrucciones de la Consejería y en la información que se está trasladando a los padres y madres, desde los equipos directivos, no se establece con claridad que la LOE y los decretos que la desarrollan, contemplan la posibilidad de no elegir la enseñanza religiosa. Y algo más, como entre la documentación para la matricula se entrega un anexo en el que sólo figuran, obviamente,  las confesiones religiosas y la Historia de las Religiones, padres y madres pueden sentirse obligados a elegir una de estas opciones. Tampoco se dice nada respecto a las medidas que los centros van a disponer para atender al alumnado que no opte por la religión. Por ejemplo: ¿Podrán entrar más tarde o salir más temprano los niños y niñas que no la den? ¿Qué harán durante estas horas, sin no van a desarrollar contenidos curriculares? ¿Estarán con sus tutores/as en Primaria o con el profesorado de guardia en la ESO? ¿Estarán en el patio, en la biblioteca o viendo vídeos? Son viejas cuestiones pendientes y, por lo que se ve, no hay voluntad política para resolverlas definitivamente.

Como laicista vigilante y crítico pienso que, subliminalmente, se desea que el alumnado de Primaria y de ESO se matricule en religión, incluyendo su modalidad no confesional, para evitar problemas de organización en los centros. Profesorado  para impartir esta asignatura no va a faltar, pues, tras la aprobación del Real Decreto que regula la situación laboral de los catequistas, en el último Consejo de Ministros, éstos se convierten en fijos. Y así,  con el visto bueno de la autoridad eclesiástica, dispondrán de contratos indefinidos. Una situación que contrasta con la de los docentes interinos, que llevan años luchando por una estabilidad que a otros les “llueve del cielo”. Pero éste es un nuevo episodio que ya tendremos tiempo de tratar. Otro más en esta historia de despropósitos que giran en torno a la enseñanza de la religión en la escuela.

Casimiro Jesús Barbado López

Colectivo por la Escuela Laica de Córdoba

CIENCIA Y ATEÍSMO (II)

Cuando hablamos de dios, hablamos de Dios. Dios como la última causa. Un Dios creador y personal al que se le reza, que nos escucha (o no), que puede intervenir en los asuntos humanos, que lo sabe todo, etc. El Dios de los monoteísmos.

No hablo del dios de las montañas, ni de las tormentas, ni del agua.

La Ciencia es atea (la RAE define ateo con claridad: el que niega la existencia de Dios). Tú misma lo reconoces:
Y para ser ateo, tendría que estar prohibida la presencia de dios y estar presente la negación de dios. ¡Pues por eso es atea! No porque lo niegue explícitamente, sino porque no lo presupone. No es un axioma al que se acude para tratar de explicar el universo y sus leyes. Además, su presencia está prohibida y su negación está presente. Si estuviese permitida, renunciaríamos a seguir buscando la verdad. No hubiese habido teorías sobre agujeros negros, evolución, etc. No habría neurobiología, etc. Ya habríamos encontrado respuestas a los grandes interrogantes: sería Dios y lo que se deriva de la presunción de su existencia en función de cada una de las religiones que lo adoran: una moral represora y el miedo al castigo eterno, por ejemplo. O la dicha de mucha gente que es feliz asumiendo que su tránsito por esta vida es como un valle de lágrimas antes de alcanzar la unión con Él. 

La biología, la química, la física, la geología parten de un principio: todo lo que existe puede explicarse en términos de tiempo, materia y energía. Si dios es la materia y la energía del universo, vale. Así estaría en el carbón y en las bacterias del intestino. Pero pocos templos se llenarían con estas ideas y pocos iluminados vivirían de este cuento (bueno, algunas iglesias tienen radiadores eléctricos para hacer más llevadera la oración durante el crudo invierno). Por eso pienso que los panteístas también son ateos. Decir que dios está en todo o que es todo es lo mismo que no decir nada.

Es cierto que incluso en nuestros días la Ciencia presenta muchas  lagunas y mares y océanos. Pero desde luego no se rellenan apelando a dios. Dios está prohibido. Por eso insisto en que es atea. Llámale atea implícita. Algunos/as iríamos más allá y diríamos que debería serlo explícitamente. E incluso ser beligerantes (en términos poéticos y metafóricos) con las creencias infundadas (nunca con los creyentes, pues comparto contigo el respeto hacia todas las personas, con independencia de su credo). Algo así como: Manual de Biología. Capítulo I: Dios no existe. Tampoco existe el alma. Si crees que sí, cierra el libro, porque corres el riesgo de perder la fe. O como la invitación de Leo Bassi a los creyentes para salir de su espectáculo “La revelación” antes de comenzar, con el riesgo de que su permanencia podría debilitar sus creencias.

Los científicos también son ateos, en su mayoría. Los numbers one más todavía, según recientes estudios. Einstein lo era. Tuvo sus encontronazos con rabinos de su tiempo. Su dios era como el de Hawking, retórico: La última causa, las leyes de la naturaleza, la energía, etc. Es muy frecuente que los grandes genios apelen a la palabra dios (Dios) para entenderse con la gente, para evitar así la oscuridad de los términos cosmológicos o de la mecánica cuántica. Y así, no jugar a los dados significa que no hay azar. Otro ejemplo:  las  opciones de creación divinas no serían más que diversas posibilidades en cuanto al origen y evolución del universo.

Para terminar, dos perlas del primero:

“Por supuesto que es mentira todo lo que ustedes han leído sobre mis convicciones religiosas (…) No creo en un Dios personal y no lo he negado nunca, sino que lo he expresado muy claramente. Si hay algo en mí que pueda llamarse religioso es la ilimitada admiración por la estructura del mundo, hasta donde la ciencia puede revelarla”.

“La idea de un Dios personal es bastante extraña para mí, e incluso me parece infantil.”  (Dawkins, El espejismo de Dios,  capítulo I).

Casimiro Jesús 

REFLEXIONES DESDE CÓRDOBA A PROPÓSITO DEL DEBATE ABIERTO SOBRE LAICISMO Y ATEÍSMO

Estoy de acuerdo en lo básico respecto al laicismo expuesto por Miguel y Miguel (on). Pero también respecto al papel del ateísmo racional en nuestra sociedad. La Ciencia es atea. No se necesita de un dios que rellene huecos. Dios es muy poco probable. Por eso no lo vemos en los programas de los partidos políticos (salvo excepciones sospechosas), ni en los tratamientos médicos, ni en el diseño de los planos de una urbanización, ni en la construcción de una fábrica de yogures, ni en las normas de tráfico, ni en las medidas para evitar la contaminación de un río, ni en la sentencia para meter en chirona a un violador. No era así antes. Desgraciadamente, nos quedan los colegios concertados de curas, la simbología religiosa en los lugares públicos, la monarquía católica y una hipocresía social basada en una religiosidad superficial y burda.

Pero, si reconocemos los errores de bulto de las religiones, sus creencias infundadas, basadas en la irracionalidad y su influencia negativa en el proceso de maduración emocional y racional de las personas, por no decir, en el freno al desarrollo de las sociedades democráticas; tendríamos que luchar contra ellas.

Y así lo hacemos, tratando de sacarla fuera del contexto escolar, vaciando nuestras clases de cualquier contenido irracional, que no sea el Humanismo, Ciencia y Ética Universal; impidiendo que su influencia penetre en las leyes que rigen la convivencia.

Esto nos cuesta trabajo decirlo como laicistas, porque nos acerca al ateísmo. De hecho, como ya se ha dicho en este foro, casi el 100 % de los laicistas son ateos. Pero no queremos reconocerlo explícitamente, porque creemos en la libertad de conciencia y en que ciertos sectores religiosos se pueden abonar a nuestras tesis (lo veo difícil, pues si crees en el poder de salvación de la religión y amas a la Humanidad, sentirás como obligación que tu moral cale en el resto de los mortales para facilitarles el encuentro con tu dios).

Pero no nos cuesta pensarlo como ateos. Ni siquiera como agnósticos, ya que éstos sólo son ateos temporales. El agnosticismo permanente, que iguala al 50% la existencia y la inexistencia de Dios, queda más cerca de la religión y es poco racional (perdón si hiero ciertas sensibilidades).

Bajo este punto de vista, las religiones son un enemigo a batir. No así los creyentes, a los que consideramos víctimas (voluntarias e involuntarias) de los predicadores del más allá, que ofrecen la salvación eterna, a cambio de sumisión y fe, y se basan en el miedo para seguir manteniendo su estatus y el control.

Todo individuo, y los creyentes lo son, tienen sus derechos. Derecho a permanecer en el error, a seguir creyendo sin evidencias, a practicar sus ritos, a asociarse. Y el Estado ha de procurar que puedan seguir ejerciendo este derecho sin recortes, pero todos por igual. Solo tienen que cumplir la ley, igual para todos. Una ley que debe ser construida de forma racional y democrática. En esto radica el laicismo.

Por tanto, un laicismo respetuoso con todas las conciencias, pero crítico con las creencias religiosas y las increencias irracionales; favorecedor de la convivencia entre personas con cosmovisiones diferentes, agrupadas o no, pero excluyendo de las reglas del juego todo influjo religioso. Solo ciencia, razón y ética aglutinadora.

Laicismo (libertad de conciencia) para los individuos. Y sociedad al margen de dios (atea).

Es una idea de síntesis que espero, como no, verla destrozada los próximos días, tanto por los sesudos y admirados ateos, como por los laicistas más incombustibles, a los que aprecio profundamente.

NOTA: Las referencias masculinas (ateos, por ejemplo), se hacen extensivas a hombres y mujeres. Economía verbal.

Casimiro Jesús Barbado López

A PROPÓSITO DE LOS RITOS DE PASO

Creo que  los ritos de paso no debería existir formalmente, y menos bajo el paraguas de la administración local o estatal.

Vaya, que no creo en los rituales ni en las ceremonias civiles. Creo en lo espontáneo. En el calor que surge de un grupo de allegados que se juntan para celebrar el nacimiento, la unión de hecho de una pareja o su disolución, o el paso a la nada.

Nos han invitado a varias comuniones de amigos/as de mi hija y me he negado a ir a todas, con frustración para mi hija y la  incomprensión de algunos/as. No nos importa esto último y espero que mi hija vaya comprendiéndolo con el tiempo, como lo ha hecho mi hijo mayor. 

Es más, conozco parejas que no estando casadas por la iglesia van a bautizar a su hija y después va a hacer la primera comunión. ¿Qué clase de compromisos u obligaciones sociales se generan para llegar a hacer cosas como ésta? ¿Tal vez el qué dirán? ¿Mimetismo? ¿No ser menos que otros? ¿Qué nuestros hijos/as no se sientan diferentes? ¿Qué clase de hipocresía es ésta? ¿Ocupará el Corte Inglés los nuevos nichos ecológicos que se generen con los ritos de paso “laicos”? 

¿Comuniones civiles? No, gracias. 

Hace tiempo que permanecía callado. Que este blog estaba mudo. Un silencio pesaroso motivado por la falta de logros en nuestra vieja lucha para sacar la religión de la escuela. Pero hay que seguir. Si la religión sigue ocupando parte del currículo de muchos de nuestros alumnos/as, habrá que dar más caña en las demás áreas, como Ética, Ciencias, Sociales, etc. fomentando el pensamiento crítico y desmontando dogmas.

A propósito del libro de Dawkins que estos días recorre los foros laicistas, creo que todos/as deberíamos sacar d el dawkins que llevamos dentro y ponerlo a trabajar.

Extracto del dossier de prensa de la editorial americana de El espejismo de Dios

Un eminente pensador y científico analiza la irracionalidad que entraña la creencia en Dios y los daños irreparables que la religión ha infligido a la sociedad, desde las Cruzadas al 11-S*

“Es un libro excepcional –incluso, en ocasiones, divertido... No es necesario estar de acuerdo con todo lo que dice Dawkins para celebrar la valentía con la que expone todo el mal que las religiones pueden hacer. Los fundamentalistas seguramente encontrarán en él la encarnación de su Satán”
Kirkus Reviews

Sobre este libro


La revista Discover llamó recientemente a Richard Dawkins “el Rottweiler de Darwin” por su feroz y eficaz defensa del evolucionismo. Además de ser el ateo más destacado del mundo y un biólogo mundialmente conocido, Dawkins tiene también la valentía de cuestionar la base más profunda de toda religión. Sus críticos lo califican de hostil y agresivo y mucha gente se pregunta: ¿Por qué está tan enfadado? ¿Es que la religión, especialmente el cristianismo, el judaísmo y el islamismo, han causado realmente tanto daño como para que debamos oponernos activamente a ella? Pues sí. En su nuevo libro, El espejismo de Dios, Dawkins examina, con ingenio, racionalidad y documentación histórica y contemporánea:

· Cómo la religión alimenta y justifica la guerra

· Cómo la religión fomenta el fanatismo y la xenofobia

· Cómo la religión perjudica el desarrollo intelectual de los niños

Dawkins defiende muy bien el argumento de que la creencia en Dios no sólo es irracional sino increíblemente dañina. En los últimos cinco años hemos sido testigos de las maldades que pueden hacer los hombres en el nombre de Dios. Aún así, a muchos creyentes les resulta difícil imaginar como se puede ser bueno sin religión. Dawkins sostiene que nuestro sentido de la moral tiene un origen darwiniano y contesta diciendo: ¿Realmente la única razón por la que uno intenta ser bueno es para obtener la aprobación y la recompensa de Dios o para evitar su desaprobación y su castigo? Eso no es moralidad, eso es puro peloteo. Yendo más lejos y en un tono más serio, dice Dawkins: “Aquellos que quieren basar literalmente su moral en la Biblia o no la han leído o no la han entendido”.

Pero dejando a un lado los detalles de la Biblia, el hecho es que la mayor parte de la gente cree en Dios, ¿no? En su calidad de eminente científico, Dawkins deconstruye respetuosamente los argumentos que defienden la existencia de Dios. Y examina también las raíces de la religión, explicando como surgen y se expanden la creencia en Dios y los cultos religiosos. En El espejismo de Dios Dawkins demuestra como la ausencia de la divinidad lejos de producir una pérdida de sentido, es una fuente de inspiración. Si todo lo que tenemos es el ahora, deberíamos vivir nuestra vida, cada segundo de ella, potenciando nuestra capacidad de disfrutar y de maravillarnos con las cosas que esta nos ofrece. John Lennon dijo una vez: “Imagina un mundo sin religión”; y en El espejismo de Dios Dawkins explica por qué es fundamental que hagamos eso; al menos si queremos imaginar a toda la población mundial viviendo en paz.

Sobre el autor

Richard Dawkins ha enseñado Zoología en la Universidad de California (Berkeley) y en la Universidad de Oxford, y en la actualidad ocupa la Cátedra Charles Simonyi para la Divulgación de la Ciencia también en Oxford, cargo en el que desempeña su labor desde 1995. El Wall Street Journal ha dicho de él que su “pasión se apoya en una impresionante habilidad literaria”. El New York Times Book Review lo ha considerado un escritor que “entiende los temas con tanta claridad que hace que sus lectores también los entiendan”. De entre sus libros anteriores podemos destacar The Ancestor's Tale (‘El cuento de nuestro antepasado’), El gen egoísta, The Blind Watchmaker ( ‘El relojero ciego’), Escalando el monte improbable, Destejiendo el arco iris y El capellán del diablo. Dawkins vive en Oxford con su esposa, la actriz y artista Lalla Ward.

"EL ESPEJISMO DE DIOS"

Richard Dawkins. Ed. Espasa-Calpe, 2006

MIS REFLEXIONES EN TORNO A LA RECIENTE SENTENCIA DEL TC SOBRE CATEQUISTAS POCO IDÓNEOS

Comenzaba a preocuparme al ver que algunos laicistas de pro, a los que admiro profundamente, veían en la sentencia del Tribunal Constitucional respecto a los catequistas "poco idóneos", una vuelta de tuerca contra el laicismo, al dar la razón a la Iglesia.

En mi opinión, es todo lo contrario, ya que dicha sentencia pone al descubierto lo relevante y, a la vez, lo absurdo y contradictorio de la presencia de la enseñanza confesional en la escuela sostenida con fondos públicos, al dejar meridianamente claro que con el dinero de todos/as se adoctrina en una moral que en muchas ocasiones se enfrenta a los derechos de los ciudadanos/as que contrata (pero no paga): divorcio, planificación familiar, homosexualidad, reivindicaciones laborales, etc.

Y que su transmisión en la escuela ha de ser coherente con la doctrina y no permitir que sus profesores/as salgan de la senda moral trazada. Al fin y al cabo, la puerta por la que entraron, no lo olvidemos.

Es más, esta sentencia nos debe servir de estímulo para seguir en la brecha, a partir de la herida que se ha abierto. Nos despierta del letargo en el que nos habían sumido la LOE y los estatutos de Autonomía. Es un empujón para seguir adelante. Para denunciar los Acuerdos con el Vaticano que permiten este tipo de situaciones extrañas y aparentemente discriminatorias.

Que para ser profesor de religión se tengan que cumplir unos requisitos y preceptos a rajatabla es obvio. Así entraron y así deben permanecer. Se entra por la puerta falsa y, por lo que se ve, se sale por la misma puerta.

Ahora vendrán los sindicatos cacareando derechos laborales. ¿Dónde estaban estos defensores de los derechos de los trabajadores/as cuando esta cohorte de 17000 catequistas entró en la escuela para dar clase por su idoneidad, adquirida gracias a su fervor religioso, su moral intachable y sus creencias? Por si acaso lo hemos olvidado: el proceso de selección del profesorado de religión por la jerarquía eclesiástica es contrario a los artículos 14 y 23.2 de la Constitución, que exigen, respectivamente, que no exista discriminación por razones de creencias y que el acceso a la función pública se realice en condiciones de igualdad.

Alguien dirá que la autoridad eclesiástica se deshace así a los catequistas más progres y beligerantes, los que podrían estar al otro lado, el de la visión laicista. Pero, ¿qué clase de progre intelectual entra en la escuela para transmitir sus creencias?

Quizá una pregunta más directa podría ser ésta: ¿Aspiran estos catequistas más "rebeldes" a que desaparezca la religión de nuestras escuelas?

O esta otra, de lleno en el corazón de sus aspiraciones profesionales: ¿Tal vez pretenden convertirse en funcionarios por la gracia de dios, del sindicato de turno y de un Estado más confesional que nunca?

Lo que dije hace poco en otro foro: menos x menos = más.

De cómo el Constitucional, sin pretenderlo, da la razón al movimiento laicista.

Quienes contra viento y marea han venido denunciando la sinrazón de la permanencia de la asignatura de religión en la escuela, no deberían ocultar una  satisfacción, al menos parcial, por el reciente Auto que da la razón a la iglesia católica en un supuesto de despido a una profesora de religión.
 
Durante mucho tiempo se ha venido minimizando y negando la existencia de un conflicto constitucional por el mantenimiento y potenciación de la enseñanza de la religión en las escuelas, apelando a una supuesta inocencia de dicha asignatura, se ha querido vender como una asignatura útil por su contenido histórico cultural, se ha conectado esta asignatura con la educación en valores. Se ha desinformado en fin, con la intención de esconder un evidente conflicto de dicha asignatura con el principio de aconfesionalidad del Estado. 
 
Pero el Tribunal Constitucional, máximo garante de nuestros derechos, ha venido a decir verdades como templos (perdón por el símil), y a verificar que nada de inocencias y de enfoque histórico cultural, coincidiendo con lo que la sociedad laica afirmaba, y es que la enseñanza de la enseñanza religiosa va más allá de la transmisión de unos conocimientos, pues la capacitación para impartirla implica un conjunto de exigencias para adquirir la necesaria idoneidad, por lo que puede pedirse que los profesores que se destinan a la enseñanza de la religión en las escuelas, incluso en las no católicas, destaquen por su recta doctrina y por el testimonio de su vida cristiana, es más, afirma que la facultad reconocida a las autoridades eclesiásticas para determinar quienes sean las personas cualificadas para la enseñanza de su credo religioso constituye una garantía de libertad de las iglesias para la impartición de su doctrina sin injerencias del poder público.
 
En definitiva, asume que la enseñanza religiosa es de contenido dogmático. Parece algo evidente, pero es importante remarcar la evidencia, con el fin de evitar ambigüedades.
 
Esta doctrina, de rango constitucional, nos lleva a dos conclusiones principales:
 
1)       Que el Tribunal Constitucional otorga a la jerarquía eclesiástica poderes exclusivos que condicionan el ejercicio del derecho de libertad religiosa. Es decir, por encima de un derecho subjetivo que por definición pertenece solo a individuos, se permite que sea la jerarquía eclesiástica, quien en un supuesto ejercicio del derecho de libertad religiosa, pueda decidir quien actúa y quien no, dentro de un dogma, permitiéndole tomar decisiones y corregir a individuos en el desarrollo de su vida. Convierte a la jerarquía eclesiástica en dueña de las convicciones morales de sus fieles.
2)       Que dado que el supuesto de hecho juzgado implicaba el despido de una mujer divorciada que mantenía relación de convivencia con otro hombre, y exigiendo la “recta doctrina y testimonio de vida cristiana” de quienes imparten dicha asignatura, el Constitucional asume una  realidad por la cual debe reproducirse, trasladarse e impartirse en las escuelas (incluso las no católicas) modelos morales que “desconocen”. Aunque ello lleve consigo la vulneración de los más elementales principios y derechos democráticos:
 
-          Derecho al libre desarrollo de la personalidad.
-          Derecho a la no discriminación por razón de sexo, opinión, etc.
 
Tengamos claro de lo que estamos hablando: No es un problema de derechos laborales de un grupo de profesores. Lo que está en juego es el concepto mismo de laicismo y aconfesionalidad del Estado. Situémonos: Se trata de una resolución dictada por el Tribunal Constitucional de un país, España, donde los Ministros (de izquierdas o de derechas) aún acceden a su cargo jurando o prometiendo frente a un crucifijo y la jefatura del Estado e infinidad de cargos públicos, hacen ostentación de su catolicismo, en el desempeño de su función pública, como ocurría durante la Dictadura y en los siglos pasados, cuando la iglesia era el Estado mismo.
 
Pero la mejor virtud de esta Resolución, (aunque parezca una gran paradoja) es que constituye el primer paso para acabar con la asignatura de religión en la Escuela. El día que tengamos en este país los magistrados que un Tribunal como el Constitucional se merece, el principio de laicidad caerá sin contemplaciones sobre esta asignatura infame, acabará con los acuerdos Iglesia-Estado y pondrá límite a los privilegios y sistemas de financiación de la iglesia católica.
 
La sociedad civil debe clamar por su derecho a un estado laico, que no puede permitir que la escuela sea utilizada para proyectar dogmas de fe que, además, reproducen modelos discriminatorios que atentan contra nuestras leyes y nuestros derechos y valores democráticos.
 
Respecto al colectivo de profesores de religión, que aparecen en este asunto como presuntas víctimas, constituyen, sin que podamos obviarlo, un colectivo puesto a dedo por la jerarquía eclesiástica para impartir “docencia”, pagados por el estado, y que han accedido a un empleo público sin someterse a proceso alguno con respeto a los principios de igualdad, mérito y capacidad exigidos por la propia Constitución. Lo que no pretenderán es que quienes propugnan con firmeza que la religión quede fuera de la Escuela, defiendan la posición de quien la imparte.
 
Se debe aplaudir el Auto en ese sentido, aunque sea con sarcasmo, pues deja claro que a los profesores de religión se les exige cumplir con una misión religiosa que se extiende a su vida privada, pues fue por la valoración que se hizo de su vida privada por lo que fueron “seleccionados”.  Jugara con dos barajas es muy peligros, este colectivo ha luchado, codo con codo, con la Conferencia Episcopal y con la derecha más casposa, para que se mantenga la Religión en la escuela… defendiendo (a muerte)  los Acuerdos con la Santa Sede.  Ahora el TC les da “la razón” a una “sinrazón”, ya que en estos Acuerdos (de clara inconstitucionalidad) se cede a la jerarquía católica el derecho de velar por la “idoneidad” (dentro de los “valores” católicos)  del profesorado  que ellos decidan.  Aunque ello signifique una clara vulneración de la Constitución española y la Declaración Universal de los Derechos Humanos
 
Que nadie se engañe: La iglesia católica es lo que es. Y la asignatura de religión también. La cuestión principal reside en qué legitimidad constitucional puede tener la propia existencia de asignaturas de contenido confesionales y dogmáticos en la escuela. Los protagonistas no pueden ser el colectivo de profesores de religión. La protagonista solo puede ser la Escuela y los derechos de la infancia. Por lo tanto una asignatura que adoctrina y cuyo contenido discrimina, no puede formar parte del currículo escolar y del horario lectivo obligatorio, porque supone la traslación de un modelo discriminatorio que niega valores constitucionales.
 
Se quejan los más de 17.000 profesores/as de religión, a través de sus portavoces, -que el Constitucional les confunde con curas y monjas. Nos preguntamos: Cual será la diferencia, salvo que el cura adoctrina en su iglesia, mientras que el profesor de religión adoctrina en un centro educativo financiado con fondos públicos y donde, además, también muchas personas de ese colectivo son curas y/o monjas.
 
Ahora bien, que nos congratulemos por este gesto de honestidad del Tribunal Constitucional, no debe ser confundido, pues en el fondo esta Resolución transmite un lenguaje dogmático, mas propio de una sentencia canónica, que pone de manifiesto en lo que este Tribunal se ha convertido a día de hoy, por “obra y gracia” de nuestros gobernantes y sus cuotas de poder en la designación de los magistrados:
 
Una institución compuesta por jueces de adscripciones morales y políticas sin legitimidad jurídica alguna para interpretar la Constitución, al menos en esta materia.
 
Es muy llamativo que la Resolución ha sido dictada en Pleno, cuestión de extraordinaria importancia, pues ni un solo magistrado, ni siquiera del supuesto bloque progresista (serán también católicos), se ha propuesto cuestionar el Auto dictado, de modo que se atisbe al menos una esperanza de que en el futuro el modelo que la institución católica proyecta sobre las escuelas, sea calificado de inconstitucional.
 
No se puede explicar con la mínima coherencia exigible a esta institución, que en el desarrollo de su “doctrina”, el Constitucional haya pasado de largo sobre la cuestión principal, y es como el modelo moral y social propugnado por la iglesia católica, discriminatorio con la homosexualidad, que niega el derecho al divorcio, que niega el libre desarrollo de la personalidad del individuo, puede pasearse libremente por la escuela pública sin considerarlo una vulnerado explícita del artículo 14 de la Constitución, y el principio de laicidad y no confesionalidad del Estado.
 
Un reconocimiento expreso de que la enseñanza de la religión católica lleva implícito la negación a quien la imparte de sus más elementales derechos, modelo que debe ser proyectado y trasladado al alumnado, solo puede llevar a la conclusión de la inconstitucionalidad de impartir dicha asignatura en sede escolar, pues, además, vulnera objetivos que figuran en las leyes y normas educativas actuales.   Nos preguntamos: ¿Qué va a hacer ahora el gobierno por un lado y el Parlamento por otro, ante ello?: Se va  a mantener  silencio o va a abordar el fondo del problema
 
¿Es posible que la actitud por la que el dueño de un establecimiento cualquiera no permita, por ejemplo, la entrada de un homosexual vulnere la Constitución y que al tiempo se permita adoctrinar en contra de este principio en las escuelas y con financiación pública?
 
Sin duda los magistrados del Constitucional creerán haberse ganado un cachito del cielo en el que al parecer deben tener depositada su fe. Algunos están ya mayores y puede que les vaya preocupando esta cuestión. Pero quizás en su particular cruzada cristiana no han pensado que en virtud del mismo modelo de libertad religiosa que defienden, los fondos públicos terminarán sirviendo para financiar el mismo modelo islámico que supuestamente nuestras sufridas tropas combaten en Afganistán.
Pero que no cunda el pánico, porque a la vista de los resultados la actual comunidad islámica en España es de lejos menos dogmática y radical que la cúpula del clero católico español, y parecen preferir las mezquitas a las escuelas para impartir su fe. Bien, ese debe ser el camino a seguir en un Estado Laico.
 
Por ello el Gobierno no “debería de mirar para otro lado”, como ha hecho hasta ahora. Aquí hay una importante responsabilidad política y se debe actuar en consecuencia: Derogación de los Acuerdos con la Santa Sede, separación absoluta Iglesia – Estado, fin de la financiación de la iglesia católica y religión fuera de la Escuela. Y, por favor que jubilen a esos señores y señoras del Constitucional, que total “ya se han ganado el cielo”, no vaya a ser que terminen “convirtiéndonos” a todos por la vía constitucional. 
 
                                               Francisco Delgado Alfaro.
                                               Abogado
 
                                               Francisco Delgado Ruiz
                                               Fue Diputado Constituyente y en la actualidad es vicepresidente de Europa Laica

Recurso de CGT contra la presencia de la religión en la escuela

 

Federación de Enseñanza CGT
Viernes 16 de febrero del 2007.
La CGT, a través de su Federación de Enseñanza, ha presentado tres recursos Contenciosos-Administrativos ante el Tribunal Supremo contra cada uno de los Decretos que desarrollan la Ley Orgánica de Educación (LOE), concretamente los Decretos de Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria, en el apartado específico que regula la enseñanza de la religión en los centros educativos por considerar que dicha regulación vulnera la legislación vigente.
 
La LOE en su Disposición Adicional Segunda regula la enseñanza de la religión en los centros educativos. A la vista de este marco legal, CGT entiende que la enseñanza de la religión vulnera la legalidad vigente al fundamentarse en unos Acuerdos preconstitucionales con el Vaticano que otorgan un carácter de privilegio a la religión, llegando a homologarla al resto de asignaturas y, todo ello, en un país aconfesional.
 
Para CGT, la enseñanza de la religión debe salir del currículo ordinario, ya que eso es lo coherente en un estado aconfesional, por tanto, los Acuerdos con el Vaticano, la LOE que los ratifica y sobre los que se fundamenta y estos Decretos que la desarrollan, vulneran claramente el marco constitucional.
 
El alumnado que no asiste a clases de religión no puede seguir siendo marginado y postergado en los centros educativos públicos, e incluso, en los centros privados financiados con fondos públicos. La presencia de la religión en la escuela está constituyendo una fuente de conflictos que afectan al buen funcionamiento del propio sistema educativo, al sistema de relaciones humanas dentro de la comunidad educativa, provoca el enfrentamiento social del alumnado y las familias que optan por no cursar religión, provoca conflictividad entre el profesorado al no quedar bien prefijados los límites de las competencias de hasta dónde deben llegar los contenidos y las actividades religiosas, provoca la exclusión del alumnado en la dinámica diaria de la vida escolar, genera la desatención, en la práctica, del alumnado que no asiste a clases de religión.
 
Por otra parte, la presencia de los signos y símbolos religiosos en los centros educativos es algo absolutamente habitual que sigue significando enfrentamientos innecesarios entre las familias, el profesorado y el alumnado y ello en una sociedad actual que pretendemos basar en la tolerancia y la libertad.
 
Finalmente, la presencia de la religión en los centros con una carga horaria absolutamente desproporcionada, debe ser denunciada públicamente ya que dicha carga horaria está siendo a costa de la reducción de otras materias a niveles ridículos como sucede con las enseñanzas artísticas, musicales, tecnología o informática.
 
Desde CGT, exigimos que la Administración actual no siga cediendo más ante la Conferencia Episcopal porque, no sólo se ha cedido en aportaciones económicas, sino que se ha cedido en las competencias de formación del alumnado.
 
Lamentablemente la Administración actual no está preservando el derecho del alumnado que no asiste a religión ya que , por ejemplo, en educación infantil y educación primaria, para el alumnado que no asiste a religión no se contempla que pueda aprovechar ese tiempo en otra actividad que suponga aprendizaje sino que se le obliga a que pierda el tiempo.
 
En secundaria, el alumnado que no opte por religión será postergado a perder el tiempo sin nada que aprender aunque sea atendido como en una guardería, con lo que esto supone de conflictividad escolar, aprendizaje de valores nefastos... mientras que el alumnado que opte a religión , podrá cursar una religión confesional o la historia y cultura de las religiones, lo que supone la organización de planes de estudios distintos y, por consiguiente, una contradicción con los principios de igualdad y no discriminación.
 
No se está respetando el derecho del alumnado que no asiste a religión, o al menos este derecho está quedando relegado ante el derecho del alumnado que sí asiste a religión, ya que, hasta los grupos de alumnos y alumnas, la organización escolar, se está adecuando y se está llevando a cabo en función del alumnado que asiste a religión.
 
Tampoco podemos pasar por alto que la enseñanza de la religión supone, por principios, la negación de las otras religiones como verdaderas, e incluso, la negación de las verdades de esas otras religiones, lo que inexorablemente tiende a una educación basada en el dogma, en la fe y no en la comprensión de las razones del otro.
 
Así mismo, hay que resaltar que la elección de la religión obliga a un pronunciamiento público de las familias, claramente inconstitucional, sobre sus creencias y que en determinados contextos, suponen provocaciones sociales que podrían evitarse.
En definitiva, la presencia de la religión en los centros educativos está significando, en la práctica, una fuente permanente de conflictos.
CGT rechaza que la presencia de la religión en los centros esté suponiendo que los derechos de unos se conviertan en obligaciones para los otros.

 
http://www.rojoynegro.info/2004/article.php3?id_article=13356